Tantra significa red, tejido, forma para la expansión del conocimiento. Nace hace miles de años en el marco de la cultura de los Drávidas hindús, una sociedad matrilineal regida por la sensibilidad hacia la naturaleza y la vida. En estos contextos la mujer era reverenciada como diosa y era ella la que despertaba y educaba la sexualidad del hombre. Fueron sociedades centradas en el Eros (Vida).
Históricamente han existido sociedades centradas en Tánatos (muerte) y la guerra, donde el sexo ha sido una herramienta de control y represión. En ellas, se aplacó la sensorialidad, lo femenino y el placer como cualidades para adentrarse en uno mismo, al tiempo que creó religiosidades por la vía del sufrimiento. Para el tantra, el placer es una vía primordial en el camino del desarrollo interior. Nos devuelve a una verdadera conexión con el disfrute, el gozo pleno y la alegría; y nos recuerda que estamos hechos para experimentar estados de Samádhi o felicidad lúcida.
Acercarnos a la sexualidad consciente, nos permite conocernos a nosotros mismos a través del otro/a, al mismo tiempo que despierta toda la tecnología corporal, energética, emocional y mística de la que somos poseedores. Expande nuestra sensibilidad única señalando el auténtico foco de nuestro despertar: el corazón. Pasamos de ser esclavos inseguros a ser dioses/diosas de este poderoso instinto que emerge en la base de nuestra pélvis y que es la energía sexual Kundalini.
Abordar un camino de crecimiento personal a través de la exploración con la sexualidad, a mí me ha supuesto abrir las puertas del sentimiento, un puente espiritual para elevar y profundizar mi capacidad para amar. El legado de las tradiciones orientales, son un bello regalo para nuestra cultura occidental, que convirtió el sexo en una experiencia raquítica.
Conectar con la pulsión de mi deseo y transformarlo a través de prácticas neo tántricas, me ha devuelto un mayor entusiasmo, una mayor vitalidad, al mismo tiempo que me ha hecho más auténtico. Entiendo mejor el universo de las relaciones masculino femenino. Puedo disfrutar más de todo lo que trae la vida: la sensorialidad, el afecto, la cordialidad, la calma, la comunicación íntima, la presencia, la ternura, etc., y estoy más conectado con mi creatividad.
Segregando hormonas sexuales abundantes, endorfinas y redirigiendo la energía sexual, elevándola y rescatándola del espasmo eyaculatorio, gano terreno a la muerte, abrazo la salud y la vida. Es el auténtico camino del Eros. Reproducir excitación y alcanzar estados orgásmicos, me expande, me empodera.
Siendo un camino de crecimiento espiritual lleno de sabiduría, su propuesta la encuentro muy sencilla: se trata de sentir más, respirar mejor, amar lo que soy, conectar con la fuerza de la vida dentro de mí, entrenar el manejo de la energía sexual, abrazar la esencia de la polaridad masculino femenina, ampliar los estados de conciencia y despertar las cualidades del corazón amante, todo ello a través de un bello proceso de amor a mi cuerpo.
Cuando lo vives durante un tiempo prolongado, experimentas que despiertan en tí las condiciones femeninas de la vida. Quienes vivimos el compromiso con el tantra, aprendemos a expresar la energía salvaje, cíclica y nutricia de la energía sexual. Recuperamos la fuerza yin plena, exuberante, irrestricta. Deseamos entonces romper con una sexualidad obscena y volvemos al erotismo mágico. La naturaleza caótica se manifiesta y perdemos el miedo, ya no intentaremos domesticarla, nos abandonaremos a su poder transmutador.
El sagrado femenino, la gran diosa, la gran energía, la gran Shaktí o Mahá Shaktí será lo femenino sexual liberado dentro de cada uno/a de nosotros/as.
Estimula dentro de ti la energía del universo, recuperando tu espontaneidad y naturalidad por la vía del tantra, conduciéndola hacia el verdadero gozo y la expansión de la vida.